jueves, 1 de marzo de 2012

El feroz grito de un mudo

El otro día pillé en la tele el final de El Gran Dictador. Tengo que admitir que, en mi vergonzosa ignorancia, me sorprendió mucho oír a Chaplin. Y joder que si habla.

Éste es el discurso final de la peli:



Ésta es su transcripción (resumida y extraída de aquí):
"Nos hemos de ayudar los unos a los otros, los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacerlos desgraciados. No queremos odiar ni despreciar nadie. En este mundo hay sitio para todo el mundo (...) El camino de la vida puede ser libre y bonito, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las almas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia la miseria y las matanzas. Hemos progresado muy deprisa pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos: el maquinismo que crea abundancia nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos, nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado y sentimos muy poco. Más que máquinas, necesitamos humanidad, más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades, la vida será violenta, se perderá todo. (...) La desgracia que padecemos no es nada más que la pasajera codicia y la amargura de los hombres que tienen miedo de seguir el camino del progreso humano. El odio de los hombres pasará y caerán los dictadores y el poder que tomaron al pueblo será reintegrado al pueblo y así, mientras el hombre exista, la libertad no desaparecerá."
Me choca el contraste entre la timidez del principio y el entusiasmo progresivo que va impregnando a su discurso, hasta llegar a una exaltación muy pasional. Con ese montaje que muestra a una masa enloquecida aplaudiendo y, sobre todo, viendo su expresión al terminar de hablar, no me queda muy claro si Chaplin pretende introducir un punto de ironía o sólo reforzar el mensaje esperanzador.

En fin, ah, la pasión... que tanto puede alentar el alma de los desesperados, mostrándoles el camino hacia el corage, como enfervorecer y cegar el raciocinio de los contagiados por ella...

En cualquier caso, pensé que quizás esas palabras han recuperado actualidad (si es que alguna vez la perdieron): nos hemos de ayudar los unos a los otros... hemos progresado muy deprisa pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos... el odio de los hombres pasará... Eiiiiimen, brother, eiiimen.

Sin más.